Por Mtro. José Francisco Lara Padilla[1]
(Publicado en el Heraldo de Chihuahua el 27 de marzo de 2011)
La forma de abordar las problemáticas sociales y culturales tiene múltiples aristas. Las distintas disciplinas sociales, ya se trate de la sociología, el derecho, la antropología, la psicología, la economía, se abocan a analizar ángulos parciales de la complejidad cultural.
Los enfoques teóricos que cada disciplina genera sugieren maneras particulares para visualizar la realidad y sus problemas. La pregunta primigenia con la que se enfrenta el investigador versa en torno a qué parte del corpus social es preciso focalizar, es decir, qué rasgo cultural se procederá a observar. ¿Acaso son las formas de convivencia de un determinado grupo étnico o sector social?, ¿su manera de organizarse?, ¿sus modos de producción?, ¿su comportamiento individual o colectivo?, ¿sus rituales?, ¿sus patrones de consumo?, ¿sus niveles de violencia?
A la explicación de un fenómeno cultural le precede un primer intento por describirlo, descomponerlo en partes, analizarlo a partir de una hipótesis preliminar. El acercamiento del investigador social a la realidad específica que estudia develará múltiples elementos novedosos, los cuales ratificarían su conjetura inicial, en alguno de los casos, o bien, la refutarían abruptamente.
¿Qué pasa cuando las problemáticas a analizar no sólo se circunscriben al ámbito local, estatal, nacional, sino que se articulan con los escenarios globales? Más aún, ¿cómo explicarnos desde lo local las tendencias globales del desarrollo, los flujos de tecnología, la intensificación de los vínculos comerciales, la migración, etcétera?
Por muchas razones las propuestas teóricas de Norman Long resultan refrescantes para la investigación en las disciplinas sociales. Long, con su vasta experiencia en el análisis de problemas propios del desarrollo y de la compleja articulación entre lo global y lo local, ha emprendido investigaciones socioculturales en ámbitos tan diversos como África, Perú, México, Guatemala y recientemente en China.
La amplia obra de Long enfatiza el hecho de que las nuevas investigaciones suponen analizar no sólo los ámbitos locales, regionales o nacionales, sino explicarlos a través de su interacción con las dinámicas globales. El mundo se complejiza y se interrelaciona cada vez más, por lo que el palpitar de los centros financieros internacionales suele tener resonancia en los rincones más remotos de la tierra y viceversa, por citar un ejemplo.
Long es un convencido de que el análisis de las distintas problemáticas sociales debe tomar en cuenta las múltiples dimensiones del espectro cultural. Su perspectiva teórica privilegia la voz y el mundo de vida del actor social -el mismo que se arraiga y desempeña en los distintos ámbitos locales-, ya que éste tiene un peso fundamental al momento de explicar las dinámicas de desarrollo y de articulación de lo global-local.
Este enfoque teórico de carácter constructivista resulta por demás atractivo para la investigación social. Sin soslayar los contenidos de las tendencias globales y macros, destaca la manera en que se anclan en las localidades, en las rancherías, en las ciudades, en las regiones. Para ello, por supuesto que es indispensable tomar en cuenta las peculiaridades del los sujetos, sus forma de ver y percibir el mundo, de convivir con la naturaleza y con las instituciones que les son propias.
Indudablemente que el enfoque analítico de Long provee elementos para el análisis de las problemáticas contemporáneas, las cuales se enmarcan en la complicada síntesis de lo global y lo local. Develar la manera en que conviven dichos ámbitos sin reificarlos, supone un esfuerzo real por profundizar en la observación de cada una de las esferas. La global que dicta criterios, tendencias, dinámicas, normatividades y políticas públicas; y la local, dentro de la cual se arraigan individuos de carne y hueso, con una visión particular de su entorno, de su hábitat y de sus instituciones. Justo ahí radica el doble esfuerzo del investigador social, ya que –según propone Long- la valoración y el análisis deben contemplar el entendimiento de la diversidad de mundos de vida y de su interacción dialógica, no siempre exenta de tensión y polémica.
La comunidad antropológica y de estudios sociales de Chihuahua estamos de plácemes por la inminente visita del Doctor Norman Long a la Escuela Nacional de Antropología e Historia de Chihuahua, quien impartirá la conferencia magistral “Sociología del Desarrollo. Una perspectiva desde el actor”. La conferencia se llevará a cabo el próximo martes 29 de marzo, a las once horas, en las instalaciones de la propia ENAH Chihuahua.
En la próxima entrega compartiremos con ustedes algunas de las reflexiones que el Doctor Norman Long vierta en la conferencia programada.
[1] Investigador del Centro INAH Chihuahua. Profesor de asignatura de la ENAH Chihuahua, donde imparte el curso ”La globalización y las relaciones global-locales en la perspectiva de las ciencias sociales”. (flarapadilla@gmail.com).
Es cierto la perspectiva del actor abre renovados campos de investigación para las ciencias sociales. Creo que su teoría y metodología anclada a la sociología y la antropología del desarrollo de fundamento construccionista y hermenéutico permite penetrar en dimensiones local y global de realidades económicas sociales y culturales sin ser acusado de empirismo, individualismo especulativo, ni de estructura lista. Para realidades académicas como en el Perú, es importante en el establecimiento de comunidades académicas de las Ciencias Sociales se mantengan en las agendas de investigación los acercamientos y resultados de investigación basados en la perspectiva del actor. Sin explotar su potencialidad sería una pena que lo tomen solo como una postura metateórica
Muchas gracias por ponerse en contacto con el Centro INAH Chihuahua. Le haré llegar su comentario al autor del artículo en el Heraldo de Chihuahua. Reciba un cordial saludo.