REALIZARÁ EL INAH SEGUNDO FESTIVAL “SOL DE ACANTILADOS” EN LAS 40 CASAS

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El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Chihuahua realizará durante los días 2, 3 y 4 de abril la segunda edición del festival cultural “Sol de Acantilados”, el cual se lleva a cabo en la zona arqueológica Las 40 Casas, gracias al trabajo conjunto con la Presidencia Municipal de Madera y la Coordinación Estatal de la Tarahumara. Para ello se tiene preparado un programa que incluye varias actividades culturales y artísticas, así como talleres de arqueología, arquitectura y antropología.

Jorge Carrera Robles, delegado del Centro INAH Chihuahua, informó que para este evento se cuenta con tres espacios a los que se les han hecho nuevas adecuaciones con el propósito hacerlos más funcionales para la realización de este tipo de actividades, detallando que se trata de El Foro, un escenario para albergar a alrededor de 120 personas para el desarrollo de eventos de música y danza; la Plaza de la Espiritualidad, un espacio ubicado en el sendero que lleva a la zona arqueológica, la Explanada, en donde se realizará la venta de artesanías y comida típica de la región; y por último el Área de Talleres.

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“Decidimos hacer obra de infraestructura para contar con espacios más definidos y estables que ya van a permanecer como parte de las actividades para fortalecer este festival año con año”, declaró.

Parte del programa incluye el encuentro de la comunidad o’oba o pima del estado de Arizona y del municipio de Madera, quienes estarán presentado los rasgos más representativos de su cultura como lo son la danza y la música, además de los cuentos y las leyendas que se han trasmitido de generación en generación y que aún hoy forman parte de su tradición, así como las artesanías elaboradas con palma, tela y baqueta, las cuales estarán realizando ahí mismo para su exhibición y venta.

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También se llevarán a cabo interesantes talleres: “Excavando el pasado”, dirigido a niños y jóvenes interesados en adquirir la experiencia de ser parte de una excavación arqueológica simulada; “Tapiales de Casas en Acantilado”, una enseñanza teórico-práctica acerca del sistema a base de tierra apisonada con la que fueron construidas las edificaciones del sitio arqueológico; y “Dibuja tu patrimonio”, taller enfocado en los pequeños visitantes para que mediante el dibujo expresen su experiencia acerca del festival y el recorrido por la zona arqueológica.

Se presentará también la exposición fotográfica “Las Sefies de los Animales”, una muestra gráfica de la fauna de la región derivada de un proyecto conjunto entre el INAH Chihuahua y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) que investiga las especies nativas, algunas de ellas en peligro de extinción, y para dar una explicación más detallada acerca de este trabajo, personal de la CONANP impartirá un plática sobre el monitoreo biológico de las especies presentes en las zonas arqueológicas Las 40 Casas, Conjunto Huápoca y Cueva Grande.

Las 40 Casas es una de las cinco zonas arqueológicas abiertas al público en el estado, y forma parte de las llamadas “Casas en Acantilado”, ya que las construcciones, que datan del año 1,200, se encuentran en abrigos rocosos y acantilados de las barrancas de la Sierra Madre Occidental. El Festival Sol de Acantilados, a realizarse durante los días 2, 3 y 4 de abril, se efectúa con el fin de promocionar esta zona arqueológica y fortalecer la apropiación del patrimonio y la identidad regional.

Programa del Festival

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REALIZARÁ EL INAH SEGUNDO FESTIVAL “SOL DE ACANTILADOS” EN LAS 40 CASAS

Churo, Urique: Patrimonio cultural en el límite de dos tiempos

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César Santiago de la Riva Molina.                                                                                   Monumentos Históricos / muebles del INAH Chihuahua.

La comunidad de Churo está en el municipio de Urique,  en la sierra Madre Occidental o Sierra Tarahumara, en el Estado de Chihuahua. Es una pequeña población que se llega por un sinuoso camino de tierra, cruzando arroyos, siembre a la vera de la barranca. Es un lugar excéntrico, si por ello queremos referirnos a fuera de lo habitual, desde la perspectiva del hombre urbano. Nada de lo anterior es significativo, salvo por el hecho de ser un espacio que en su devenir tiene rastros materiales de dos tiempos en la historia. Uno de los rastros es un monumento histórico lleno de objetos culturales dispuestos en el lugar para el cual fueron creados, cosa rara en el mudo actual de mistificación del arte del pasado, de la idea de poner todo en los museos; como hemos dicho, desde la perspectiva urbana. Otro rastro visible es el contexto actual donde se desenvuelve la comunidad en sus formas materiales como la vivienda, los sistemas constructivos, y los ornamentos con los que se identifica la cultura local.

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La historia, según el dato y los archivos, dice que en 1765 existía en Churo un inmueble como visita de la misión de Cerocahui, que el asentamiento tenía entonces un censo de 79 familias, lo que arrojaba un número total de 231 habitantes. El templo era administrado por Compañía de Jesús, seguramente hasta su expulsión en 1767. No obstante, el templo actual fue construido por los franciscanos, según información en el centro INAH de Chihuahua.  Lo anterior se puede deducir gracias a una inscripción realizada en la trabe de la puerta principal que marca el año de “1786”; misma fecha que tienen grabadas en el pie las campanas ubicadas hoy en la torre del campanario.

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En el siglo XVIII no escatimaron en gastos los nuevos administradores del templo, cabe recordar que muchos de los objetos históricos que posee ese inmueble, incluyendo un retablo, se trajeron del centro del País, con todo lo que implicaba su traslado en el territorio del virreinato. Más allá del lujo o una moderna experiencia estética desinteresada, es importante subrayar lo que historiadores y analistas profesionales de la cultura  dicen sobre la función de esos objetos, que con tanto esfuerzo se disponían en los inmuebles de las diferentes órdenes religiosas asentadas en la otrora Nueva Vizcaya, por ejemplo, que no tenían el significado que hoy les atribuimos como obras de arte o monumentos históricos, su peso cultural era otro y tenía que ver con la idea pedagógica de evangelización, dentro de un marco cultural más amplio donde estaban la colonización y exploración de nuevos territorios. El mensaje cristiano entraba por los sentidos, se experimentaba con el cuerpo, así el discurso no llegaba por la vía textual, sino por lo formal en el arte, en realidad por lo que ello representaba en figuras: carne pintada, compasión expresada en rostros— ¿gestos y concepto igualmente aprendidos?—, manos que parecen ir a tocarnos, imágenes orgánicas abstractas —acaso como las imágenes con las que los indígenas expresaban su cultura— o diseños ornamentales dentro del templo, a la par de música y olores que seguramente hacían sentir el mundo —occidental—en el cuerpo de aquellos futuros cristianos.

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El antiguo edificio de San Miguel Arcángel de Churo posee pintura mural y de caballete, un retablo con sus respectivas imágenes, escultura y menaje utilitario, todo envuelto en lo que algunos restauradores llaman la pátina del tiempo: su devenir material, además del deterioro ocasionado por el azar y la suerte del lugar. Esto último queremos destacar, indagando en la variedad de significados o significantes que tiene el sitio ocupado por el inmueble histórico, es decir el contexto, que incluye a los usuarios o herederos del patrimonio en cuestión, intuyendo que en el caso de la comunidad de Churo —y en otros lugares del Chihuahua— es ambiguo porque está en el límite de dos tiempos, porque por un lado posee objetos culturales creados y dispuestos a finales del siglo XVIII, traídos o diseñados en el cambio de adscripción religiosa, que no fue solo un cambio administrativo, sino un parteaguas en la organización de la población. Por otro lado, es un patrimonio cultural en un presente cuya dinámica quiere cambiar el contexto del monumento histórico, por ejemplo en el uso de los materiales de construcción, remodelación y ornamentación, sin contar la intención visual o plástica con que se intervienen. Nos referimos a materiales ajenos al entorno, a veces otorgados en programas estatales o federales. Aunado ello, confluye el cambio de actitud en las nuevas generaciones que poseen otros conocimientos y aspiraciones sociales.

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El contexto se mueve en una dirección que lo aleja de su patrimonio cultural tangible, en el sentido de la conservación como normatividad, podríamos deducir que en su patrimonio intangible sucede lo mismo, pero eso corresponde a la antropología social. El movimiento del contexto lo podemos ver en algunos signos que nos remiten a una nueva forma de organizar la cotidianidad, de construir o decorar: de ornamento, así como en la vestimenta, Churo es una comunidad en su mayoría indígena. Esos signos son detalles sencillos a simple vista, una visión que no indaga en lo técnico-académico, pero es un primer nivel en la dimensión del objeto de estudio. Acaso son solo una parte del espectro, pero que con el tiempo y la correspondencia necesaria termina por cambiar la realidad de la comunidad y su patrimonio cultural, como ha sucedido en otros lugares de la geografía chihuahuense. Lo que no sucedió en los últimos doscientos años puede suceder espontáneamente en los próximos veinte, porque parece que sin importar lo intrincado de la situación geográfica de la comunidad de Churo, se encuentran correspondencias con lo que sucede en un ámbito general, en otros pueblos, como en las ciudades de la geografía norteña: el contexto está en el límite de otro tiempo, y parece, según la experiencia institucional, que es una dirección que lo aleja del sentido tradicional de apropiación del patrimonio cultural.

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Recorrido grafico por la comunidad de Churo: su patrimonio histórico mueble y el contexto.

Churo, Urique: Patrimonio cultural en el límite de dos tiempos

CELEBRAN ANIVERSARIO DE LA DECLARATORIA DE PAQUIMÉ COMO PATRIMONIO MUNDIAL DE LA HUMANIDAD

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Con el propósito de fortalecer la apropiación del patrimonio y la identidad regional, así como promover el patrimonio arqueológico del estado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) delegación Chihuahua a través del Museo de las Culturas del Norte de Casas Grandes, realizó una serie de eventos para conmemorar la Declaratoria de Paquimé como Patrimonio Mundial de la Humanidad.

En el marco de esta celebración se proyectó en el Auditorio del Museo de manera inédita, un video documental acerca las primeras excavaciones realizadas en esta importante zona arqueológica, material audiovisual proporcionado por la asociación estadounidense “Amerind Foundation”. A esta presentación acudieron alumnos de la Escuela Secundaria Federal “Paquimé”.

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Asimismo, un grupo de niños estudiantes del Jardín de Niños “Paquimé” disfrutaron de la narración del cuento “Paqui, el niño que vino de otros tiempos” en la voz de Sabino Calderón Flores.

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En el año de 1998 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró la zona arqueológica “Paquimé” como Patrimonio Mundial de la Humanidad, ya que cumple con las características específicas que lo catalogan como un lugar de interés para la comunidad internacional que debe ser preservado para las futuras generaciones.

La UNESCO promueve la identificación, la protección y la preservación del patrimonio cultural y natural de todo el mundo considerado especialmente valioso para la humanidad, y a pesar de que todos los países poseen sitios y monumentos de interés local o nacional, para que este «patrimonio nacional» sea considerado también «patrimonio mundial» tiene que contener ciertas particularidades que le proporcionen un «valor universal excepcional», como fue el caso de Paquimé.

Se considera que durante la época de esplendor de la Cultura Casas Grandes, aquí en Paquimé vivieron más de tres mil personas. En este lugar convergieron radiciones culturales tan lejanas como las del Desierto, las de Occidente y del Centro de México, generando una cultura distintiva.

Sus formas de organización social, sus estrategias de supervivencia, el manejo de sus recursos naturales, su sistema religioso, sus manifestaciones artísticas y los vestigios de su arquitectura han significado un símbolo de inspiración para la cultura contemporánea.

Cada año, en el Museo de las Culturas del Norte se realizan diversas actividades y eventos para realzar esta fecha, ya que esta declaratoria le ha dado a este sitio un importante reconocimiento a nivel internacional, posicionándolo como un testimonio excepcional de las relaciones entre los Pueblos del Norte de México y Mesoamérica, que ofrece evidencia única de la construcción con tierra y del su ensamble arquitectónico

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CELEBRAN ANIVERSARIO DE LA DECLARATORIA DE PAQUIMÉ COMO PATRIMONIO MUNDIAL DE LA HUMANIDAD